sobre la foto debil
Emiliano
Aivar
Febrero 2023
Supe que me gustaban las fotografías de Emiliano antes de saber por qué. Intuía que un día sabría lo sucedía en ellas sin necesidad de recibir una guía de interpretación. Era consciente que muchas de ellas provenían de “La gran vía” su investigación sobre la calzada de Tlalpan, sin embargo, encontraba que en todo caso, se trataba de una solución sumamente específica que no apelaba a lo evidente y que no buscaba contarme una historia sobre el sitio. Presentía que el motivo puntual de la foto, aquello por lo que había decidido hacer la toma, estaba oculto y había que encontrarlo. El tiempo me fue dando pistas y entendí que su práctica se vale de tácticas, o como él les llama: mañas.
La primera nota que hice sobre esta muestra dice: “acá no hay un tema, hay una manera de hacer”. Me parecía la oportunidad perfecta para averiguar qué era eso que oculta en cada foto. Quería saber cuáles son las reflexiones sustanciales que se repetían una y otra vez sin importar qué imagen viera. Tenía la sensación de que había una búsqueda constante del mismo concepto en diferentes imágenes. Pronto me di cuenta que Emiliano es capaz de distorsionar la narrativa y que disfruta de encontrar los gestos que hacen que una foto parezca lo que no es. Le seduce la idea de fotografiar lo no fotografiable, la síntesis y lo que llega al absurdo por ser tan reiterativo. Aunque empecé a encontrar estos gestos en sus fotografías, a mi lo que me seguía pareciendo más interesante eran las maneras de hacer.
La foto débil es una de esas tácticas mañosas que Emiliano encontró para desarrollar su trabajo. Lo interesante del término es que al igual que las imágenes, su primera interpretación no es la indicada. Se trata de una muy entusiasta manera de confiar en la potencia de una práctica accidentada, enmarcada en un contexto de realización técnica que complica el desarrollo de un proyecto. “La posición del débil es la más fuerte”, es la tesis que defiende Emiliano. Cada una de estás fotografías, proviene de un ejercicio reflexivo con y sin la cámara, siendo consciente de que cada imagen tendrá un costo simbólico y real. La necesidad de darle tantas vueltas al asunto antes de hacer la foto, termina por desarrollar múltiples caminos para llegar a un sólo sitio. Aquello de la debilidad que en un principio aludía al uso de un proceso analógico, se convirtió también en una especie de postulado que guía su práctica fotográfica. Personalmente, siempre he sentido que fotografiar lo evidente, el shock, lo exótico y lo jocoso, otorga una sensación de contundencia muy cercana al artificio. La fuerza del primer impacto, de ese tipo de fotografía casi agresiva que se impone como una obligación a la mirada, se va diluyendo en contenido una vez que se supera el golpe. De alguna manera la foto débil huye de esas estrategias, y apela a la necesidad de otorgar tiempo a la búsqueda, que cobra fuerza conforme tenemos la sensación de encontrarnos con el motivo fotografiado.
Creo que ya sé por qué me gustan las fotografías de Emiliano. Pienso que hay una nobleza en identificar que no todo es fotografiable, y que esa debilidad de la fotografía se puede convertir en la potencia de ocultar por el mayor tiempo posible, el acierto o el fracaso en una imagen. La dicotomía entre lo sublime de una imagen y la ironía de su contenido.
-Sergio Chavarria.